X mutuo acuerdo
Xano Armenter
21/02/91. (Sala 125)
X razones obvias existe un momento en la vida de un pintor en el que hay una búsqueda x entrar en el mundo del mercado, es una época que no está definida x una fechas concretas ya que siempre se piensa en vender y todo eso. Pero cuando se superan las primeras dificultades de la propia obra y se empieza a descubrir un mundo personal y propio, la inversión de tiempo realizada es tan brutal que no existe otra situación posible que la bancarrota en tu cuenta bancaria.
Poco a poco se empieza a vender y, como en todo, existe la prueba y el aprendizaje. Atrás quedan los idealismos de la juventud (arte gratis y todo eso) y extrañas y nuevas sensaciones penetran en tu estudio junto con los amigos y los amigos de los amigos que vienen a verte. La primera venta la celebras invitando a aquellos que te invitaban y a la segunda empiezas a sentir el miedo de entregar un tesoro personal e irrepetible a vete-tú-a-saber-quién-es-ese. Este dilema entre alegría y tristeza existirá siempre (o debería) x que es una buena señal del control de calidad propio.
La manera de superar ese miedo es recordar la cantidad de pinturas acumuladas en casa ( y de los problemas que originan cada vez que tienes que mudarte) y buscar en el comprador la intensidad y el brillo del deseo x “ese” cuadro, deseo que es el más claro halago a que puede aspirar una obra.
Uno de los sitios donde no notas todos los líos que implica el mercado del arte es en el juego del intercambio. Mis primeras experiencias se remontan a los doce años de edad, entonces x participar en concursos de dibujo infantil te daban juguetes. Mi primera obra vendida fue a cambio de un queso de bola y una botella de whisky a los dieciséis. Durante los últimos años, y a medida que el interés x mi trabajo empezaba a extenderse, he realizado una serie de intercambios con amigos y me ha parecido divertido e interesante poderlos ver en conjunto. Primero como homenaje a gente que me ha apoyado, aunque es obvio anotar que no están todos los que son, y en segundo lugar x que, como buenos conocedores, han sabido escoger obras que para mi eran muy especiales y que al llevárselas directamente de mi estudio, pensé que nunca volvería a ver.
Todos los intercambios se han producido con dosis considerables de entusiasmo. Así, la percepción, al menos para mi, es que x delante del valor económico fijado se antepone el valor de uso. Algo ingenuo todo esto, pero casualmente muy importante…
Xano Armenter.
Con motivo de la exposición se editó un catálogo donde Xano comentaba su afición al trueque y algunos de sus intercambios favoritos. Fotografías de Ramón Roca, Carme Masiá y Takushi Katafuchi.