Reusa Barcelona
Valentino Menghi
29/10/09. (Sala 267)
El artista que vive y trabaja en Milán, Italia, se desplazará a Barcelona para realizar una instalación que consiste en recrear y reinterpretar la ciudad de Barcelona. Avenidas, calles y plazas más importantes, edificios emblemáticos, los referentes más significativos, además incorporará marcas, corporaciones, instituciones y empresas que se identifican claramente con esta ciudad.
Los materiales utilizados para la instalación son fruto del reciclaje a los que les da una segunda vida y un nuevo significado, y este aspecto precisamente añade valor y singularidad al proyecto, que en sus experiencias anteriores en Milán y Roma ha atraído a gran cantidad de público y prensa por igual.
De aquí el Título de la Exposición, con el que se quiere resaltar el aspecto de reutilizar, no sólo las ciudades para verlas con unos nuevos ojos sino también los materiales, y nuestro entorno de manera mucho más creativa.
Los días anteriores a la inauguración, Valentino Menghi se instalará en La Sala Vinçon para poder montar su ciudad y las puertas estarán abiertas para que el público pueda asistir al montaje y visitarlo antes de que la obra esté finalizada.
Una breve explicación de la obra
Para entender a fondo el trabajo de Valentino Menghi se debe uno sumergir en la memoria, de cuando, de pequeños se podía recrear en cualquier lugar el contexto adecuado para jugar. Cada objeto encontrado nos sugería tímidamente una función nueva de aquella que solía cubrir, así nos permitía improvisar situaciones divertidas, con poco.
La sociedad consumista tiene la costumbre de dar una función específica a los objetos, es más, intenta especializarla para incrementar la posibilidad de adquisición del consumidor. Una visión inequívoca de la realidad que inhibe las facultades creativas existentes en el ser humano. Una unión perfecta entre casualidad e ingenio permite, desde sus orígenes, que este curioso animal evolucione, escapándose siempre con pocos medios; aún así hoy podemos definirnos como una sociedad de “compradores de servicios”, aniquilados hasta tal punto que ya no sabemos cambiar una bombilla. El trabajo de Valentino Menghi sugiere a todos sus posibles usuarios de relacionarse en modo activo y creativo con el mundo que nos rodea, mirando la realidad a través de los ojos de un niño, madurando un sentido crítico individual, pero sin abrumar con retóricas vinculadas al sistema social dominante.
Si bien puede parecer de interés actual, la utilización de residuos para realizar obras de arte, encuentra sus antecedentes y afinidad con Futurismo, Dada, Arte Povera, Minimal Art, Informale materico.
En los años sesenta, en aquella delirante metrópolis que era y es Nueva York, había un teatro de un ferviente clima cultural (o más bien, contracultural), en el cual los artistas encontraban en la calle los materiales para realizar sus obras. Hablamos de una acción de recuperación y reutilización artística cuyos frutos llegaron a las puertas del Moma, en 1961, donde Lawrence Alloway acuñó el término “Junk Art”. Tal movimiento encuentra ilustres exponentes contemporáneos (entre ellos John Chamberlain, Ha Schult, Tim Noble y Sue Webster) que han encontrado un lenguaje suyo y verdadero en el material descartado. La basura es realmente la otra cara (trágica) de la mercancía, aquello que ha perdido el aura dorada y perfectamente estudiada hasta el último detalle por los agentes de publicidad para vender un producto y a ellos mismos, los residuos se muestran con la sinceridad más total e indefensa. La idea de realizar símbolos publicitarios con material recuperado, como hace Menghi, en su Exposición ReUsa Barcelona, no es una simple provocación, pero una profunda reflexión sobre el ciclo de la mercancía, que aquí, a través de la obra de arte, abandona su carácter inequívoco para entrar en un nuevo ciclo que reta las reglas de la sociedad del “usa y tira”.
Queda para los más agudos aprovechar la posibilidad de cruzar este umbral, sensibilizados por los actualísimos temas ecológicos, para poder reinventar y reinventarse el sistema rancio y peligroso que domina nuestra sociedad, en el cual el producto y su packaging tienen una vida breve. Y puede ser que la perspectiva de Guido Viale, de poder ver los desperdicios como un recurso y no sólo como un peso, será realizable.
¡Larga vida a los materiales! Podría ser el eslogan adecuado. Y no sólo eso. Aquí se trata de elevarlo al recinto noble del arte, jugar con ello, enmascararlo sin ocultar su origen modesto, para hacerlo resultar eterno (porque así es el arte).
Colaboraciones: El proyecto ha contado con la participación de empresas muy vinculadas a la ciudad. Su presencia en la instalación se explica por la misma realidad que vivimos cada día donde empresas y marcas forman parte del tejido social y contribuyen a construirlo. No se puede entender la ciudad de Barcelona, ni nuestras vidas, sin ellas.
Tiendas de referencia, neones, marcas emblemáticas, transportes públicos singulares, todos ellos forman parte de la ciudad y son, al igual que los ciudadanos, los que contribuyen a construir la ciudad, a darle carácter y singularidad.
Pero aún es más importante el hecho de que las empresas que están presentes en este proyecto, empatizan con el objetivo de comunicar a través del lenguaje artístico que tienen inquietudes en el ámbito social y cultural y por supuesto con el hecho de que reciclar es clave.