el taller d’Artigau a l’estudi de Ramon Casas
Francesc Artigau
03/02/15. (Sala 315)
El Taller es el tercero de una serie de cuadros de gran formato que Francisco Artigau ha pintado en los últimos años, uno por año, en un proceso de elaboración minucioso y cambiante.
Primero pintó la calle, Sant Pere Més Baix, donde tiene el estudio. Luego el mercado de Santa Caterina después de la reforma, con los vendedores endomingados y los clientes absortos. Y finalmente el Taller: 5,19 x 1,90m. de pintura. Es un tema con una cierta tradición: Artigau recuerda el cuadro de Courbet, con un niño y un gato que juega con la sábana que ha resbalado de la cadera de la modelo desnuda. Pero no se trata de una recreación ni de un homenaje a la pintura. Cuando hacía de profesor de dibujo en la escuela Eina, pasó muchos ratos retratando gente que dibujaba y ahora que ha trasladado las clases en su taller, los sigue retratando. Le interesa captar el posado de atención y concentración de sus alumnos.
A la hora de plantear un cuadro de estas dimensiones, trabaja las relaciones internas dentro del cuadro: hay un juego de miradas, de complicidad y de atención. En la escena aparecen alumnos, amigos pintores, el hijo y los nietos. Dos perros que tuvo y que ya están muertos observan a través del bosque de brazos y piernas. También sale una perdiz porque en este tipo de composiciones siempre tiene que haber una perdiz -dice Artigau, con una sonrisa que le marca las líneas de expresión y le hace desaparecer los ojos en una imagen, que recuerda Josep Pla cuando hacía esa cara de mongol-.
Cada día, cuando terminaba el trabajo, hacía una fotografía del cuadro.
Todas juntas, se montaban en un morfing, produciendo un efecto fascinante con personajes que aparecían y desaparecían, que cambiaban de postura, y donde el espectador ponía plena atención para ver en qué momento los modelos se giraban o en qué momento aparecía el croissant sobre la mesa.
Todo es un pretexto y todo es finalmente pintura: bien construida, luminosa y noble pintura de Francisco Artigau.
Juliá Guillamon.